Esta es una ruta de las que llamo “cabalgadas”; transcurre en
su mayor parte por buenas pistas rodadoras, pero hemos querido recorrer
un corto trayecto por senda, que
aunque poco fluido, yo lo catalogaría de imprescindible, si no nos queremos
perder la esencia de las casi olvidadas Alpujarras
riojanas.
Partimos temprano desde Logroño
con el tiempo algo revuelto. Vamos a recorrer 80Km acometiendo un desnivel acumulado de unos
1260m hasta la población habitada más alta de La Rioja, Santa Marina, perteneciente al municipio de Santa Engracia de Jubera.
Nos dirigimos hacia Alberite
y de este hacia Ribafrecha; es
agradable ciclar junto a los verdes campos
en esta lluviosa primavera.
Ciclamos con tranquilidad, elegimos no coger atajos por ahora,
así que tras un tramo de carretera por
la LR-346 iniciamos el largo, largo
ascenso.
Primero acometemos las revueltas de la pista que superan el desnivel hasta Zenzano (1003m.) y decidimos adentrarnos por la aldea que depende de Lagunilla de Jubera para visitarla un
poco más a fondo.
Barranco de Baún,Lagunilla de Jubera al fondo |
Zenzano |
Continuamos con el ascenso por la buena pista, bordeando El
Rebollejo y adentrándonos
en un bosque de pinos,
que más adelante será de robles.
Ciclamos muy cerca de la divisoria del río Leza y del Jubera, teniendo a
nuestra izquierda el barranco de Baún.
Pasamos junto a varios corrales en ruinas y llegamos a Los Agriones, donde existen varias cruces
de pistas que nosotros desechamos para seguir subiendo. La temperatura baja
por momentos y el tiempo se vuelve más húmedo a medida que nos acercamos a Peña Horcajada (1335m.).
Cabecera del Barranco de Baún |
Los Agriones |
Un rápido descenso bordeando la Dehesa nos acerca a nuestro destino, Santa Marina. En esta bonita y reconstruida aldea nos espera un
reconfortante avituallamiento caliente junto a una estufa de leña, en el hogar
de unos amigos.
Santa Marina |
Reconfortados, nos ponemos otra vez en marcha y nos dirigimos
en descenso por la carretera LR-477 hasta un camino que sale a nuestra izquierda ,en un claro a unos
1750m desde la aldea.
Bajamos por un camino
un poco destrozado por el paso del ganado , que se adentra entre los robles rebollos hacia el barranco de Santa Engracia.
Entramos en otra “dimensión”, un lugar por donde ya pocos se
adentran, es un buen ejemplo de lo que son las “Alpujarras Riojanas” hoy en día, soledad, abandono y naturaleza viva
a raudales.
El camino se ve invadido por la estrepas
(jaras) y atraviesa el arroyo gracias a un viejo puente
rodeado por las matas.
Toca ahora desmontar para entrar en subida al despoblado de Reinares, donde aún permanece altiva,
aguantando los elementos,-no por mucho más tiempo-, la espadaña de la iglesia de San Miguel.
Viejo puente que da acceso a Reinares |
Reinares,iglesia de San Miguel |
Dejamos atrás Reinares y marchamos por una bonita senda, que encuentro con muchas más
piedras y ramas que otras veces, por lo que el transito se nos dificulta, hay tramos
en los que debemos desmontar de nuestras “cabalgaduras”. Después del precioso tramo
de senda de unos 1800m entre robles
y con las vistas del barranco a nuestra derecha, nos incorporamos a una pista
de tierra que nos acerca a otra aldea, un poco rehabilitada, Bucesta.
Tras la pista Bucesta |
La circunvalamos primero en ascenso y luego llaneando, dirigiéndonos
hacia el E, al lugar donde se erige imponente la Iglesia Vieja. En este lugar se situaba el viejo pueblo de
Bucesta antes de que desapareciera con motivo de una epidemia , trasladándose
más tarde a su actual ubicación. Visitamos el interior de la iglesia gracias a
unas personas que de forma altruista la están reconstruyendo.
Iglesia Vieja de Bucesta |
Continuamos nuestro camino atravesando varias barranqueras en un
descenso progresivo. Pasamos junto a los corrales
de Filiporrio y poco a poco podemos ver a nuestra derecha (E), Santa Cecilia.
Santa Cecilia |
Zenzano en la lontananza |
Cambiamos bruscamente hacia el O, bajando al bonito barranco que ha horadado el arroyo Baún, incorporándonos de nuevo al
pistón que hemos ascendido al
principio, y que ahora toca bajar. Decidimos atajar en el descenso e
incorporarnos a la izquierda al camino
de Santa Cecilia que nos conduce hacia
Ribafrecha y de esta a Alberite por
un camino con pocos sube y bajas.
Ha sido una ruta de BTT
larga e intensa, donde la climatología puede pasar factura, pero que aporta grandes
y variados alicientes, recorriendo lugares únicos y poco transitados.
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